-Pues sí, chica, como lo oyes, un capullo más, si es que todos son iguales, no aprendemos... siempre me enamoro de los más inútiles...
-¿Tan mal te fue la noche?
-Mal no, peor. Es un arrogante, un chulo, un altanero, un soberbio y encima no sabe follar, parece mentira que después de haber estado tanto tiempo con su ex no sepa dónde está el clítoris.
-¿Pero acabasteis en la cama al final?
-Uff... ni te imaginas, 5 horas de sexo intenso sin parar, mete-saca-mete-saca, sin calentamientos ni nada, además, del duro, salvaje, de éste que te deja agujetas entre las piernas durante 3 días, tengo que sentarme en un cojín como si tuviese hemorroides, y aún así no paro de revolverme en la silla, te lo juro.
-¿Entonces... cuál es el problema? A follar le puedes enseñar con la práctica, de momento déjale claro que el mete-saca no te va.
-Mira, yo pienso que si una noche me apetece tema con un tío, aunque lo acabe de conocer, que es tontería reprimirse. Esas cosas del "qué dirán" y "qué van a pensar de mí" conmigo no van, yo nunca he sido decente y no voy a empezar ahora. Y puedo pasarle que no me dejase ver la peli porque estaba caliente, que fuese tan brusco en la cama, que lo más bonito que me dijese fuera "qué tetas más ricas", que después de 3 polvos seguidos me pidiese sexo oral, que me tuviese que contener la risa cuando me soltaba perlas del tipo "oh, sí, morena, me estás poniendo malísimo", incluso que luego no tuviese el detalle de acompañarme a casa, pero ¿sabes una cosa? Es que es muy fuerte... ¡me pidió correrse en mi boca! ¡La primera noche que nos acostábamos!
-¿Y qué? ¿No vas tú de que lo importante es vivir el momento y que te tiras al que te da la gana cuando te da la gana? Además, tampoco sería el primero...
-Ya tía, pero para eso al menos tendría que haber esperado una semana más como mínimo, que hubiese más confianza... me sentó fatal...
-¿Y qué vas a hacer, no vas a volver a quedar con él entonces?
-¡Qué dices loca! ¡Tú no sabes cómo me comió el coño!